La Iglesia hace memoria hoy de San Bruno de Colonia (1030-1101), presbítero alemán fundador de la Orden de los Cartujos, una de las órdenes religiosas más austeras y penitentes de la Historia de la Iglesia, en la que el silencio, la ausencia de carne, alcohol o camas cómodas son sus señas de identidad. Copio precisamente para la meditación de hoy algunas de las normas que están en el reglamento de los cartujos:
Silencio perpetuo. Levantarse a media noche a rezar por más de una hora. A las 5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer. Nunca comer carne ni tomar licores. Recibir visitas solamente una vez por año. Dedicarse por varias horas al día al estudio o a labores manuales especialmente a copiar libros. Vivir totalmente incomunicados con el mundo.
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