La Iglesia celebra hoy la memoria de San Francisco de Asís (1181-1226), posiblemente uno de los santos más grandes de todos los tiempos, quien a pesar de su corta vida fue el fundador de los Hermanos Menores (franciscanos) y revolucionó el estilo de vida religiosa dentro de la Iglesia. Tras una juventud alejada de Dios, decidió vivir en pobreza y rodeado de la naturaleza (por lo que es patrón de la ecología), con fidelidad al Evangelio y anunciando la Palabra de Dios viviendo de la caridad. Amigo de Santa Clara, vivió en pobreza, castidad y obediencia una vida dura e incomprendida por todos los poderes de su tiempo. Tuvo que soportar la soledad, la incomprensión y las críticas de los de fuera pero a veces también desde dentro de su comunidad. Para la meditación copio hoy la oración más hermosa de "il poverello de Assisi", el Himno de la paz:
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación,
ponga yo esperanza;
ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
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