La Iglesia hace memoria hoy de San Juan Pablo II o Karol Wojtyla (1920-2005), Papa polaco número 264 de la Iglesia y el segundo más longevo de la historia en cuanto a años de pontificado (27). Sus primeras palabras al ser elegido Papa fueron "No tengáis miedo. Me han llamado de una tierra distante, distante pero siempre cercana en la comunión de la Fe y Tradición cristianas". Su lema papal fue "Totus tuus" (todo tuyo). Es imposible resumir en unas líneas toda su enseñanza y magisterio. Fue además, el Papa viajero por la cantidad de países que visitó. Para la meditación copio de su biografía el atentado que sufrió y el perdón que ofreció a su agresor:
Quizá muchos jóvenes desconocen el atentado que el Santo Padre sufrió aquel ya lejano 13 de mayo de 1981, a manos de un joven turco, de nombre Alí Agca. Entonces, guardándolo milagrosamente de la muerte, se manifestó la Providencia divina que le concedía a su elegido una invalorable ocasión para experimentar en sí mismo el dolor y sufrimiento humano -físico, sicológico y también espiritual- para poder mejor asociarse a la cruz del Señor Jesús y solidarizarse más aún con tantos hermanos dolientes. Fruto de esta experiencia vivida con un profundo horizonte sobrenatural será su hermosa Carta Apostólica Salvifici doloris.
Aquel hecho fue también una magnífica oportunidad para mostrar al mundo entero que él, fiel discípulo del Maestro, es un hombre que no sólo llama a vivir el perdón y la reconciliación, sino que él mismo lo vive: una vez recuperado, en un gesto auténticamente cristiano y de enorme grandeza de espíritu, el Santo Padre se acercó a su agresor -recluido en la cárcel- para ofrecerle el perdón y constituirse él mismo en un testimonio vivo de que el amor cristiano es más grande que el odio, de que la reconciliación -aunque exigente- puede ser vivida, y de que éste es el único camino capaz de convertir los corazones humanos y de traerles la paz tan anhelada.
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